martes, 11 de diciembre de 2007

“LA MUJER INDÍGENA, UN PAPEL DIFÍCIL INMERSO EN LA SOCIEDAD”

Hablar de la mujer indígena es un tema que aún contiene diversas aristas a considerar, desde su papel como líder social hasta el más simple de sus quebrantados derechos humanos por diversas causas, principalmente relacionadas con aspectos culturales de nuestra nación, sobretodo en un sector olvidado: Los pueblos indígenas.
Actualmente, la inserción de la mujer indígena en la toma de decisiones de su comunidad y en la lucha continua por sus derechos encaminados hacia la igualdad de genero, demuestran los esfuerzos que realizan por alcanzar la justicia, paz y desarrollo dentro de una sociedad tan segmentada y con procesos culturales difíciles de cambiar.
En México, el panorama no es nada sencillo, puesto que la discriminación por género, por clase y etnia hacia nuestros indígenas y el rezago en el que se mantienen genera un retroceso difícil de superar por nuestras nuevas generaciones, difícil pero ciertamente posible.
Las estadísticas no fallan, mencionan datos evidentes en cuanto a la situación excluyente de los indígenas. Tal es el caso de Chiapas, estado que alberga una gran diversidad cultural, donde se concentra la mayor población indígena del país, generando una relación directa con los altos índices de pobreza y marginación existentes. En Chiapas por cada 100 hombres analfabetos, existen 182 mujeres que no cuentan con la capacidad de comunicarse por escrito.


En aquel lugar lleno de tradiciones, el Chiapas rural; los grandes índices de natalidad van acompañados de diversos problemas para la mujer en el terreno de la salud; como consecuencia surge su temprano envejecimiento y un elevado índice de mortalidad materna e infantil.
El problema radica en que la discriminación en la mujer no sólo se genera de manera externa; sino en su propio ámbito familiar, donde es poco valorada, donde sólo son consideradas como madres, esposas y trabajadoras en su hogar.
En las comunidades indígenas, como es el caso de San Juan Chamula, los valores culturales y las costumbres confieren un papel marginal a la mujeres en la toma de decisiones y reparto de bienes existentes; es evidente notar el gran arraigo “cultural” con el que cuentan al respecto de la mujer; ellas se dedican a realizar y vender sus artesanías, aún no están inmersas mediante un papel activamente participativo en su comunidad, la mujer ante cualquier circunstancia tiene dignidad, y sobretodo, merece un respeto. Algunas de ellas llevan a cuestas esa gran carga que es ser mujer; a través de sus pies descalzos y maltratados podemos darnos cuenta de su papel no reconocido como base fundamental del desarrollo de las comunidades.
La subordinación de la mujer es por una triple opresión: por la clase a la que pertenecen, por ser mujeres y por ser indígenas en el caso más extremo.
A través de los años, la mujer indígena reproduce esta condición subordinada, transmitiendo de generación en generación esta característica como una más adherida a su genero.
La mujer indígena constituye el eje de cohesión familiar perteneciente a la base comunitaria; cualquiera de ellas, sin distinciones, tiene derecho a la igualdad ante la ley, la no discriminación en diferentes ámbitos de su desarrollo, a una impartición de justicia equitativa, a vivir dignamente, a opinar, expresarse, ser escuchada, a votar y ser elegidas en cargos públicos , derechos que en cualquier lugar del globo terráqueo deberían ser validados bajo cualquier circunstancia.
Es importante tomar en cuenta este aspecto tan vital para la creación, o mejor dicho, para establecer nuevos elementos culturales a nuestro país, capaces de valorizar el papel de una mujer, el cual no es simple, mucho menos sencillo.

FUENTE DE CONSULTA:
Colaboración especial del área de Cultura de la delegación estatal CDI. San Luis Potosí (2007). http://www.cdi.gob.mx/index.php?id_seccion=609. Fecha de consulta: 11 de Diciembre de 2007.




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